Àngel rodríguez Vilagran
periodista. Girona
¿hacia dÓnde van Los PERIÓDICOS?
Esta es la gran pregunta desde el avance de Internet y la posterior caída de ventas de los periódicos. Es curioso porque la prensa se sigue leyendo, sigue teniendo lectores, pero no se venden. Hoy la gente lee los periódicos en el bar, en la peluquería y gracias a subvenciones en los colegios, universidades o incluso autobuses y trenes. ¿Pero porque no se venden? Muy fácil: ¿cómo vamos a comprar aquello que encontramos gratis? Es decir, ¿por qué voy a comprar un periódico de papel si tengo la versión digital? Hoy, los responsables de la prensa se han dado cuenta del gran fallo que hicieron cuando apostaron por regalar a través de internet lo que hacían pagar en el quiosco. Los recortes de plantilla en muchas redacciones cada día van a más. Antes se podían sostener gracias a los anuncios inmobiliarios, pero debido a la crisis de la construcción y a la falta de lectores de pago, hoy el periodismo de papel vive una gran crisis.
El periodista Albert Montagut acaba de escribir un ensayo titulado Newpaper (Editorial Deusto) que analiza la evolución del periodismo de los últimos años y cómo ha afectado Internet en el sector. Se recogen diferentes opiniones de periodistas de periódicos. Montagut se muestra partidario de eliminar las versiones gratuitas de los webs de los periódicos y levantar los llamados “muros de pago” (cobrar por noticia o cobrar una subscripción para acceder a los contenidos). También cree que los periódicos de papel, aunque serán menos, se mantendrán, pero serán más elaborados, con más opiniones y contenidos de calidad.
Lo curioso es que esta última consideración ya la mencionó el periodista barcelonés Carlos Sentís (1911-2011) en una conferencia pronunciada en el año 2004 en la que tuve el gusto de asistir: más opinión, más análisis; en definitiva, explicar “por qué pasa una noticia”. Pero… antes de Sentís, ya hubo otro periodista que pensó lo mismo, se trata de James Gordon Bennet (1795-1872), editor del rotativo New York Herald . ¿Sabéis cuando la dijo?, fue en 1845 cuando llegó un nuevo invento, el telégrafo.
James Gordon creyó que las personas acudirían a las oficinas de telégrafos a buscar las noticias o incluso que éstas cobrarían grandes sumas a las editoriales para distribuirlas. Antes, las noticias llegaban gracias a los corresponsales a través del correo, de mercaderes, hombres de negocios y por qué no, de alguna paloma mensajera (recordemos que el teléfono se popularizó en 1860). Otro foco de información eran los mercados y ferias de los pueblos y ciudades, donde se reunían gentes de toda la comarca.
El telégrafo revolucionó la prensa, ya que la noticia llegaba al instante, y no con el retraso de días, semanas o meses. Pero a pesar de esta inmediatez, la noticia estaba redactada con las palabras justas, con abreviaciones y sin análisis (o sea, como los actúales mensajes de móvil). Las personas no fueron a las estafetas a buscar noticias ni tampoco surgieron periódicos telegráficos.
En el mismo instante de la llegada del nuevo invento, James Gordon creyó que el único medio que tenían los rotativos para sobrevivir era analizar la noticia, examinar las causas de los hechos, el por qué… Como que el telégrafo le permitía tener noticias más recientes modernizó la prensa incluyendo nuevas secciones como la de política, opinión, deportes, suplementos y la “carta al director”.
Como vemos, la idea de “analizar la noticia” porque la noticia hoy ya la conocemos gracias a Internet (en aquella época el telégrafo) no es nueva: Gordon la pronunció hace 168 años, Carlos Sentís hace catorce y Albert Montagut el pasado 2012 en su ensayo “Newpaper”. ¿Cuántos periódicos han apostado por ella? Existe uno en Barcelona llamado “Ara” nacido en 2010, pero las ventas no son las deseadas. El lector sigue teniendo gratis los contenidos en muchos portales de Internet.
Recuerdo hace unos años ver en un quiosco de mi ciudad como los lunes a primer ahora los chavales antes de ir al colegio se paraban en un quiosco para ver las portadas de los periódicos deportivos. Les gustaba leer los titulares de la victoria o derrota de su equipo favorito. Este quisco hoy ya no existe y en otro cercano esta acción ya no se reproduce. Hoy, estos mismos chavales, ya “cadetes”, miran en su móvil de última generación la portada o titulares a través de Internet.
Hasta hoy la versión digital de un periódico se ha aguantado y se aguanta gracias a las ganancias de las ventas de la versión en papel. ¿Qué pasará cuando la versión en papel ya no sea rendible? ¿Cómo se pagará la versión digital? ¿La única forma será levantar “muros de pago”, es decir, pagar para ver? Muchos periódicos ya lo están ofreciendo, pero el lector aún no está acostumbrado a ello porque hay otros que lo ofrecen gratis. Que la prensa de papel va a tocar fondo está demostrado, ya que las ventas caen cada año.
Si se toca fondo dentro de cinco años, por ejemplo, y las versiones digitales son todas de pago, ¿el lector deseará definitivamente pagar? Esta es la gran pregunta. ¿Estaríamos dispuestos a pagar 60 euros al año, por ejemplo, para acceder libremente a un periódico digital a través de nuestro ordenador, móvil o Ipad? Lo veo complicado. Demasiada cultura de “tenerlo todo gratis”. Si las versiones digitales de pago fracasan la versión en papel resurgirá.
Por otra parte, fijaos que actualmente existen revistas especializadas a buen precio que tienen buena salida: revistas de cocina, del hogar, de plantas … Incluso hay jóvenes que compran publicaciones relacionadas con consolas y juegos. Mi hijo, de 11 años, gran navegador de internet, me pide siempre la de Nintendo . Calidad y buen precio es la solución.
¿Os acordáis que hace pocos años, unos cuatro más o menos, nos intentaron lavar la cabeza con “los libros digitales”? ¿Dónde están?
Vamos a ver cómo y de qué forma somos nosotros los que transformamos el futuro. Os recomiendo mi artículo “La modernización no viene preestablecida ni programada” que escribí aquí en El Mensajero el pasado mes de junio de 2012. Pulsad aquí para leerlo.
Ángel Rodríguez Vilagran
(Artículo publicado en El Mensajero de San Antonio en dos partes los meses de enero y febrero de 2013)
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