Àngel rodríguez Vilagran
periodista. Girona
el mÓvil estÁ de vacaciones
Hemos de reconocer que estar sin móvil hoy es complicado. No se trata sólo de un teléfono, es mucho más que eso: es nuestra cámara de fotos, nuestro dispositivo para enviar mensajes cortos, nuestro pequeño acceso a las páginas webs, nuestro mapa de carreteras, nuestro bloc de apuntes, nuestra radio … y me dejo de muchas cosas más. Haced una cuenta atrás e imaginad todo lo que llevabais hace unos diez años cuando ibais a vuestra residencia veraniega. Incluso hoy, mal que nos pese, es también nuestro periódico. Observad y mirad en la playa cuánta gente lee los periódicos. Poquísimos. Actualmente ya lo consultamos todo en nuestro móvil. Dejar que haga vacaciones va a ser complicado, pero hay algunas propuestas que nos pueden servir.
- Marcar unas horas de ayuno total. Por ejemplo de 8 de la tarde a 10 de la noche.
- Dejad las mañanas o las tardes en silencio. Si nos cuesta hacerlo, hay una solución muy atractiva: poner un tono determinado a un número de teléfono de una persona que no podemos aludir. Por ejemplo, alguien de nuestra familia. Siempre tenemos que estar receptivos a cualquier urgencia.
- Si tenemos avisos sonoros en Twitter o grupos de WhatsApp, desactivarlos durante todo el tiempo de vacaciones. Estar alejado de la realidad, también es interesante. Sin exagerar, nuestra playa (o montaña) es nuestro convento vacacional.
- No llevar el móvil encima mientras estamos en la playa. Dejadlo en la habitación del apartamento u hotel. Disfrutemos del agua, de la arena, hagamos castillos de arena como chiquillos, paseemos por el espigón… Todo el año estamos sobrados de ruido; dejemos que el aire y el sonido del mar nos invadan.
- Ser diferentes. Paseemos por nuestra ciudad veraniega con la camiseta de nuestro equipo de futbol favorito, llevemos la gorra que tanto nos gusta, comamos helados, vivamos sus fiestas y costumbres, visitemos la iglesia parroquial, contemplemos el cielo estrellado de la noche sin estar pendientes de nada, es decir, sin móvil. Y si no es mucho pedir, hagamos todo esto un día sin él; un día de ayuno total. Estaremos mejor.
Ángel Rodríguez Vilagran
(Artículo publicado en El Mensajero de San Antonio, en agosto-septiembre de 2016)
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