Àngel rodríguez Vilagran
periodista. Girona
NECESITAMOS QUE VUELVAN LOS MADELMAN Y LOS GEYPERMAN
Esta pasada primavera se hizo público el informe PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) llevado a cabo por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) sobre el uso de Internet fuera del horario escolar. Lo realizó a partir de entrevistas a jóvenes de 15 años en el cual se destaca esta cifra referida a España: “Un 69% admite sentirse mal si no tiene conexión a Internet”. Hay otros datos a tener en cuenta: un 26% pasa entre 2 y 4 horas diarias entre semana conectadas y un 22% más de 6 horas. Este último indicador nos tiene que hacer pensar, por un lado porque habrá días que estos jóvenes pasarán más horas delante de una pantalla que en clase, y por otro, porque supera la media europea que es del 16% (en total, 72 países consultados).
No hay duda que estos jóvenes de la edad del pavo que llegan a pasar 6 horas diarias delante del ordenador se sienten felices por el estado de bienestar que conlleva jugar, “hablar” por el Facebook, WhatsApp … pero creo sinceramente que es una felicidad adornada de nubes, es decir, abstracta. Bien es cierto, que los juegos en los cuales compiten nuestros jóvenes en la pantalla podrían guardar -salvando sus modernas actualizaciones, variaciones y diseño que brindan las nuevas tecnologías-, cierta analogía con los Madelman y Geyper Man con los que jugábamos nosotros. Pero hay una diferencia: no hay un competidor tangible, es virtual. Cuando jugábamos con los muñecos antes mencionados, quedábamos todos en casa de uno, y en el comedor o en la habitación pasábamos largas horas entre merienda y discusiones de buen rollo. Y quien habla de Madelman o Geyper Man, puede también dar otros ejemplos como el Monopoly.
Esta desconexión con el mundo tangible por parte de nuestros jóvenes conlleva también a dejar de hacer actividades ya no deportivas, que son agradecidas por el cuerpo y por el espíritu competitivo, sino también culturales: música, ajedrez, idiomas, teatro…
No me extraña que cada vez más los padres cuando quieren castigar a sus hijos por alguna rebeldía o por malas notas les quiten el móvil durante unos días. ¿Habéis hecho la prueba? Da resultado.
Àngel Rodríguez Vilagran
(Artículo publicado en El Mensajero de San Antonio, en julio/agosto de 2017)
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