Àngel rodríguez Vilagran
periodista. Girona
¿estamos infoxicados?
Sería deseable que el mundo de las nuevas tecnologías no nos empache. Imaginemos que somos unos grandes amantes del marisco. Si cada día comemos gambas cogeremos un empacho y las acabaremos odiando. Con las nuevas tecnologías nos puede pasar lo mismo. Ellas tienen que estar a nuestro servicio, no nosotros al servicio de ellas.
El empacho puede llegar a través de los mensajes que recibimos en nuestro correo electrónico, en nuestra cuenta de WhatsApp, en Facebook … y hay incluso que los reciben en Twitter. ¿Podemos digerirlos todos con la calidad que se merecen? ¿Es necesario recibir tantos? Ahora se han puesto de moda los grupos de WhatsApp. ¿Cuántos mensajes de estos grupos realmente valen la pena o me interesan? Cuánto tiempo pierdo leyendo mensajes sin ton ni son que me distraen de lo cuotidiano? El empacho ha llegado a tal límite que muchos optan por silenciar el grupo de WhatsApp durante un tiempo limitado. ¿Cuánto tiempo hace que no hablas por teléfono con alguien que te interesa sin prisas?
Por otro lado, a primera hora de la mañana son muchos los que empiezan a consultar Facebook, Twitter y diarios electrónicos para estar al día de la información. ¿Somos capaces de digerir tanta noticia que nos llega? La gran mayoría después de 20 líneas leyendo una noticia ya cambian y se van a otra. Este “empacho digital” es conocido también con el nombre de “infoxicación”.
Desgraciadamente estamos envueltos en la cultura de la novedad y de la velocidad permanente. Por culpa de ella no podemos profundizar en lo que nos interesa. Tampoco ayudan los portales de información. En la mayoría de casos los periódicos digitales no son más que un “copiar y pegar” de sus versiones impresas. Los internautas son incapaces de estar más de un minuto delante de una pantalla leyendo un artículo; paradójicamente si es de interés se recurre a imprimirlo para leerlo, en tiempo de asueto. La calidad de la información en Internet no viene determinada por su extensión. Los ojos no leen igual en una pantalla que en un papel. La pantalla cansa y al cabo de poco uno va a otro artículo. Si éste también es largo se cambia a otro. Resultado: acabas ansioso, poco y mal informado, e infoxicado sin profundizar en nada y dando saltos como un canguro de página en página. Si cuando lees en Internet lo haces sin pausa, en diagonal, y con ganas de finalizar cuanto antes el texto, es que estás infoxicado.
Imagina que querer estar informado es como hacer una excursión. No quieras abastar todos los paisajes de golpe. Detente en los que te gustan y disfrútalos, sin prisas.
Seamos capaces de saber separar lo que realmente nos conviene, de seguir en Twitter o añadir a Facebook lo que realmente nos interese y de saber escoger el portal de información que más se ajuste a nuestros gustos, porque al recibir tanta información, muchos, paradójicamente, están menos informados.
Ángel Rodríguez Vilagran
(Artículo publicado en dos partes los meses de octubre y noviembre de 2015 en El Mensajero de San Antonio)
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