Àngel rodríguez Vilagran
periodista. Girona
ESCUCHAR LA RADIO Y PERDERSE EL SONIDO DE LA VIDA
Hace unas décadas en la calle principal de muchas ciudades había personas sentadas en un banco que escuchaban la radio a través de un transistor. Generalmente era por las mañanas. Las estrellas radiofónicas eran por entonces Luis del Olmo o Iñaki Gabilondo. Era una forma de entretenerse mientras esperaban a alguien más para entrar en tertulia. Hace unos días, con otro periodista, lo recordábamos y llegamos a la conclusión de cómo ha evolucionado esta escucha callejera radiofónica. Fijaos: ahora es muy difícil ver a un señor sentado en un banco de la plaza del Pilar de Zaragoza con un transistor al lado, pero cuántos chicos y chicas vemos por la calle con los cascos puestos conectados al móvil? A montones. Muchos de ellos escuchan sus canciones favoritas a través de los archivos sonoros que ellos mismos han introducido en el dispositivo o plataformas musicales tipo Spotify, pero otros también escuchan su radio favorita.
Hay incluso quienes lo hacen a través del propio altavoz que tiene el aparato, andando tan contentos. Dad una pequeña vuelta atrás en la historia, y situaros en la década de los 80 y 90. ¿Os acordáis de aquellos radiocasetes o transistores que eran apreciados por tener las opciones de “estéreo” y de “dolby”? ¿Dónde están estas opciones en los móviles? No existen. El resultado es un sonido metálico de pote. Y la juventud tan feliz. Les hablas del “Dolby estéreo” y te tratan como si fueras un dinosaurio. Tanta nueva tecnología y tanta modernidad y fijaos que salimos perdiendo en calidad.
Y otra cosa: la juventud que hoy en día vemos por las calles con los auriculares pierden el sonido de la ciudad. Por otro lado, no hay nada peor que ver en el campo o en la montaña, jóvenes y no tan jóvenes, creyendo disfrutar del paisaje con cascos. Es imperdonable: se pierden el sonido del viento, del pájaro, en definitiva, el sonido de la naturaleza, de la vida. Es como aquel que se va a la Romareda y durante todo el partido se dedica a escuchar los últimos éxitos musicales del momento. ¿Vaya incongruencia, no?
Ángel Rodríguez Vilagran
(Artículo publicado en El Mensajero de San Antonio, en febrero de 2017)
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