Àngel rodríguez Vilagran
periodista. Girona
LA CUARESMA DIGITAL
La Iglesia católica considera la Cuaresma como una especie de itinerario ascético que se resume en caridad, conversión, ayuno y plegaria. Como que una de las abstinencias preferentes es la de la carne, los días cuaresmales se llamaban antiguamente “Carnis levamen” (carnes llevadas), “carnis avalis” (carnes privadas) o “carnes tollendas”, lo que ha derivado con el paso de los tiempos con la denominación de “carnavales”.
El miércoles es tradición la imposición de la ceniza, un signo que representa nuestra voluntad de conversión y renovación, más que el recuerdo de que somos polvo, como se interpretaba hace décadas. ¿Hemos pensado en nuestra conversión digital?
- Caridad: ayudar a nuestros padres, abuelos, familiares y amigos en general a proporcionar nuestros conocimientos informáticos siempre que nos lo pidan.
- Conversión: nunca es tarde para entrar en el mundo digital para ampliar nuestra cultura y estar en contacto con nuestras amistades lejanas.
- Ayuno: dejar de un lado el móvil y el ordenador si no es necesario para dedicar el tiempo a nuestra familia, a leer libros, ver películas, hacer deporte… Podemos establecer un horario concreto para este fin.
- Abstinencia: dejar de navegar por páginas web que no nos aportan nada.
- Plegaria: rezar para que las nuevas tecnologías no nos dominen.
Nosotros mismos podemos imponernos una ceniza “digital” para el miércoles de Ceniza: tener en silencio el móvil después de cenar y usar el ordenador de casa sólo si es necesario.
Más complicado va a ser hacer una completa huelga de móvil. En primer lugar, cabe destacar que lo que llevamos encima no es un teléfono móvil como los que se fabricaban hace años. Hoy son teléfonos inteligentes (Smartphone), por lo cual, queda mucho mejor utilizar la palabra “dispositivo”. ¿Qué tenemos en él? Fijémonos: agenda, teléfono, correo, cámara de hacer fotos, cámara de video, reloj, radio, televisión, bloc de notas, mapa, calculadora, telegrama (la aplicación de mensajes cortos), y conexión a Internet que nos faculta la posibilidad de consultar de entre otras cosas, periódicos digitales y enciclopedias. ¿Os dais cuenta de lo mucho que tenemos en tan poco espacio? Cuando nos dicen que un buen teléfono inteligente cuesta entre 400 y 800 euros, ¿somos conscientes que realmente son baratos? ¿Cuánto costaría si tuviéramos todos estos elementos por separado como los teníamos hace años?
¿No es imposible estar como mínimo un par de horas sin llamar por teléfono, sin consultar el correo, sin hacer una foto o incluso sin mirar el reloj? ¿Tanta información necesitamos? Ahora que estamos en Cuaresma, vivamos este tiempo con el dispositivo móvil en silencio para descubrir el silencio. A lo mejor nos vamos a descubrir a nosotros mismos. Un refrán árabe asegura que “el silencio es el muro que rodea la sabiduría”, Ghandi manifestó que “mi arma mayor es la plegaria muda” y el mismo Jesús se pasó 40 días en silencio en el desierto. Descubrámoslo cerca de un río, en una montaña o simplemente estirado en el sofá por la noche en casa; lógicamente con el televisor apagado.
Àngel Rodríguez Vilagran
(Texto basado en los artículos publicados los meses de febrero y marzo de 2018 en El Mensajero de San Antonio)
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